lunes, 5 de noviembre de 2007

El Destape de los Chilenos

Una nueva idea en los últimos tiempos parece rondar en la cabeza de todos, me refiero concretamente a esta supuesta apertura que deja entrever un destape de los Chilenos.

Las sociedades como reflejo de la propia naturaleza, son en cuanto a sus expresiones populares un continuo devenir de manifestaciones que vienen y van. Estas, a fin de cuentas no son otra cosa que reflejos de los propios conglomerados sociales.

Al plantearnos la idea del destape, nos obligamos a remitirnos al evento respecto del cual concebimos dicha idea. Por nuestra historia reciente, la dictadura militar es un referente obligado en virtud del cual concebimos el Chile de hoy día. Aún cuando el régimen militar se esforzó por presentar su llegada al poder como una gesta libertadora, liberadora de la autonomía personal, pretendiendo incluso compararse con la independencia de 1810. Lo cierto es que su política se basó en la restricción a las libertades individuales. La fiereza, o tiranía según otros en el ejercicio del poder agregó el temor como método de autocensura en el decir y en el actuar. El Chile de las décadas del 70 y 80 se nos viene a la memoria como un país sombrío, triste, militarmente gris.

Antes de echar una mirada a nuestra situación actual, retrocedamos algo más en el tiempo. Muchos recuerdan al Chile pre dictadura como radiante, donde las manifestaciones artísticas, culturales y el debate político fluían abiertamente, sin ataduras ni complejos. Muchas veces sin reparar siquiera en las consecuencias. La diversidad tenía su espacio en el marco de convivencia social.

El inocente país de entonces asumió que dichas libertades se encontraban aseguradas, por lo que el candor derivó en irresponsabilidad, como lo reconocen abiertamente algunos protagonistas de antaño, con un desparpajo que indigna.

El Hecho es que nuestro país antes de ahora, ya gozó de libertades que fueron violentamente arrebatadas, y ya hace algunos años que comenzó el proceso inverso, es decir, la recuperación de esos espacios perdidos.

El tema es preguntarse si corresponde llamar destape, a la exhibición de facetas que hasta no hace mucho se mantenían ocultas, o si por otro lado, la calidad de dichas facetas que hoy se exhiben devienen en un verdadero destape cultural. Veamos.

Es innegable que hoy el cine, la televisión, el teatro, la canción, las letras etc. gozan de mayor libertad que antes y ya no pesan sobre ellas la censura previa. Es esto necesariamente representativo de un destape?

Estas manifestaciones que los medios equivocadamente según mi parecer tildan de culturales, son en realidad farándula a falta de una mejor expresión. En inglés el concepto es más preciso, al denominarlas “Entertainment” algo así como “Entretenimiento” o “Show Business”, la industria del espectáculo.

Asistimos a la conversión de un medio noticioso como “Las Últimas Noticias” en un periódico de habladuría farandulera.

No cabe duda que el lenguaje soez, la vulgaridad, la ignorancia han ganado espacios y desde este punto de vista el destape se ha producido.

Pero no nos engañemos, no se trata de una apertura de fondo, sino sólo de forma. Por ejemplo, Mega, canal de televisión privado de propiedad del empresario Ricardo Claro. Día a día exhibe por sus pantallas en el programa “Mekano” una juventud acéfala que solo sabe contornearse y exaltar los impulsos sexuales. Por las noches la exposición sexual y la vulgaridad aumenta en el programa “Morandé con compañía”. Acto seguido, cínicamente se niega a exhibir la campaña de difusión del uso del preservativo, ya que su línea editorial dice defender la moral y la familia Cristiana. Sus noticiarios no cubren los delitos de pedofilia protagonizados por sacerdotes, y así otras tantas inconsecuencias.

Los procesos de apertura no se generan espontáneamente, deben ser propiciados para lo que se requiere una plataforma sólida, basada en la tolerancia y la amplitud de criterio. Al pensador inquieto, progresista y tolerante le asiste una permanente tarea social, en cuanto a combatir tabúes y generar espacios de discusión que permitan incorporar a la agenda una multiplicidad de temas pendientes: El aborto, la eutanasia, el matrimonio de sacerdotes, de homosexuales y la posibilidad de estos últimos de adoptar hijos por ejemplo.

Finalmente deseo manifestar que a cada persona, hombre o mujer comprometidos con su entorno social le asiste el deber de contribuir desde su propia tribuna con su tolerancia y amplitud de criterio a generar el verdadero destape, donde haya espacio tanto para lo banal como para lo docto. En el justo equilibrio que nuestro país se merezca.

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