"La ignorancia genera confianza más frecuentemente que el conocimiento, son aquellos que saben poco, y no esos que saben más, quienes tan positivamente afirman que este o aquel problema nunca será resuelto por la ciencia". Charles Darwin
PRESENTACIÓN
Debo comenzar con una breve aclaración, puesto que el titulo del presente trabajo pudiera inducir a error. Esta indicación se relaciona con el objetivo que la ciencia persigue.
Contrariamente a lo que pudiere pensarse, el objetivo de la ciencia no es responder a todas las preguntas, puesto que se focaliza en el estudio de la realidad física. Y desde este punto de vista la ciencia se encuentra intrínsecamente relacionada con la materia, no así con el espíritu. Tanto es así, que la ciencia no realiza postulados acerca de cómo es en realidad la naturaleza, sino que produce conclusiones a partir de nuestras observaciones de la misma. Esta distinción es importante ya que de acuerdo a ella, quienes aceptamos los postulados científicos, no hacemos otra cosa que concebir a la naturaleza y sus fenómenos, de acuerdo a las descripciones científicas. Lo que deviene en el entendimiento de la naturaleza de acuerdo a la ciencia. Es decir, de alguna manera aceptamos creer en la ciencia.
Por otra parte la relación entre materia y espíritu resulta obvia, aun cuando se relacionan de forma inversa. De esta manera entonces, si por un lado, la ciencia se ocupa de la realidad material, lo inmaterial no ha quedado en el olvido. Se cuenta que Andrónico de Rodas (70 A.C.) cuando procedió a ordenar los escritos de Aristóteles, ubicó en primer término los que trataban de las cosas "físicas" denominándolos "ta physica", y a continuación situó los que trataban de las cosas "primeras y principales" "ta metá" (metá ta pshysica) es decir "Lo que está más allá de lo físico" dando con ello origen a la palabra latina "metafísica", por oposición a las ciencias físicas que tratan sobre todo fenómeno que cae bajo la hegemonía de la experiencia.
El error finalmente es la tentación de acabar con la idea de espíritu haciendo uso del método científico. Ha quedado claro que la ciencia no se ocupa de la realidad inmaterial y en consecuencia, malamente podría sostener o echar por tierra objetos o sujetos que sencillamente se encuentran fuera de su ámbito de estudio.
INTRODUCCIÓN
El tema de esta noche me transporta a mis años de infancia, aquellos tiempos en los que siendo niños nuestra principal actividad era preguntar ¿porque esto? ¿Porque esto otro?
En estos recuerdos, de seguro albergamos en nuestra memoria a más de algún adulto que esforzándose por prestarnos algo de atención, nos respondió una cosa o la otra, cuando no por toda respuesta oímos una reprimenda del tipo, “Esas son cosas de grandes”, o del tipo “no preguntes leseras”. El caso es que ya crecido vengo a entender muchas de las incomodidades a las que se ven enfrentados los adultos, cuando se atreven a atender preguntas infantiles del tipo, ¿que es el espíritu?
Es cosa de hacer el ejercicio, ya con nosotros mismos ya con quienes nos rodean, preguntemos, que es el espíritu.
Como el hombre laico que soy, entendiendo como yo lo entiendo, por laico, al hombre de mente abierta, intelectualmente inquieto, el espíritu parece no tener cabida en nuestros conceptos y sin embargo en mi vida he sabido de muchos que dicen cultivar su espíritu, vaya problema, eso de cultivar aquello que nadie parece entender muy bien.
EL ESPIRITU, O MEJOR DICHO, EL PROBLEMA DEL ESPIRITU
Se preguntarán ¿porque lo planteo como problema? Vamos a la definición que da el Diccionario de la RAE de dicho concepto:
PRESENTACIÓN
Debo comenzar con una breve aclaración, puesto que el titulo del presente trabajo pudiera inducir a error. Esta indicación se relaciona con el objetivo que la ciencia persigue.
Contrariamente a lo que pudiere pensarse, el objetivo de la ciencia no es responder a todas las preguntas, puesto que se focaliza en el estudio de la realidad física. Y desde este punto de vista la ciencia se encuentra intrínsecamente relacionada con la materia, no así con el espíritu. Tanto es así, que la ciencia no realiza postulados acerca de cómo es en realidad la naturaleza, sino que produce conclusiones a partir de nuestras observaciones de la misma. Esta distinción es importante ya que de acuerdo a ella, quienes aceptamos los postulados científicos, no hacemos otra cosa que concebir a la naturaleza y sus fenómenos, de acuerdo a las descripciones científicas. Lo que deviene en el entendimiento de la naturaleza de acuerdo a la ciencia. Es decir, de alguna manera aceptamos creer en la ciencia.
Por otra parte la relación entre materia y espíritu resulta obvia, aun cuando se relacionan de forma inversa. De esta manera entonces, si por un lado, la ciencia se ocupa de la realidad material, lo inmaterial no ha quedado en el olvido. Se cuenta que Andrónico de Rodas (70 A.C.) cuando procedió a ordenar los escritos de Aristóteles, ubicó en primer término los que trataban de las cosas "físicas" denominándolos "ta physica", y a continuación situó los que trataban de las cosas "primeras y principales" "ta metá" (metá ta pshysica) es decir "Lo que está más allá de lo físico" dando con ello origen a la palabra latina "metafísica", por oposición a las ciencias físicas que tratan sobre todo fenómeno que cae bajo la hegemonía de la experiencia.
El error finalmente es la tentación de acabar con la idea de espíritu haciendo uso del método científico. Ha quedado claro que la ciencia no se ocupa de la realidad inmaterial y en consecuencia, malamente podría sostener o echar por tierra objetos o sujetos que sencillamente se encuentran fuera de su ámbito de estudio.
INTRODUCCIÓN
El tema de esta noche me transporta a mis años de infancia, aquellos tiempos en los que siendo niños nuestra principal actividad era preguntar ¿porque esto? ¿Porque esto otro?
En estos recuerdos, de seguro albergamos en nuestra memoria a más de algún adulto que esforzándose por prestarnos algo de atención, nos respondió una cosa o la otra, cuando no por toda respuesta oímos una reprimenda del tipo, “Esas son cosas de grandes”, o del tipo “no preguntes leseras”. El caso es que ya crecido vengo a entender muchas de las incomodidades a las que se ven enfrentados los adultos, cuando se atreven a atender preguntas infantiles del tipo, ¿que es el espíritu?
Es cosa de hacer el ejercicio, ya con nosotros mismos ya con quienes nos rodean, preguntemos, que es el espíritu.
Como el hombre laico que soy, entendiendo como yo lo entiendo, por laico, al hombre de mente abierta, intelectualmente inquieto, el espíritu parece no tener cabida en nuestros conceptos y sin embargo en mi vida he sabido de muchos que dicen cultivar su espíritu, vaya problema, eso de cultivar aquello que nadie parece entender muy bien.
EL ESPIRITU, O MEJOR DICHO, EL PROBLEMA DEL ESPIRITU
Se preguntarán ¿porque lo planteo como problema? Vamos a la definición que da el Diccionario de la RAE de dicho concepto:
Espiritu
1- Ser inmaterial y dotado de razón. 2- Don sobrenatural y gracia particular que Dios suele dar a algunas criaturas.
Súbitamente llegamos a la creencia, y la creencia para el hombre laico representa de suyo un problema. Y porque un problema?, porque a la masonería no se viene a cultivar la creencia, se viene a trabajar, y en que trabajan los masones?. Para dar respuesta a esta interrogante me ha parecido una buena idea mencionar una cita de León de Gandarías.
1- Ser inmaterial y dotado de razón. 2- Don sobrenatural y gracia particular que Dios suele dar a algunas criaturas.
Súbitamente llegamos a la creencia, y la creencia para el hombre laico representa de suyo un problema. Y porque un problema?, porque a la masonería no se viene a cultivar la creencia, se viene a trabajar, y en que trabajan los masones?. Para dar respuesta a esta interrogante me ha parecido una buena idea mencionar una cita de León de Gandarías.
"La mayoría de los hombres prefiere y encuentra más fácil creer, que tomarse el trabajo y la preocupación de investigar".
Queda claro, los masones renunciamos a la comodidad de la creencia, y nos damos a la tarea de construir nuestras propias ideas, nuestras propias convicciones. De esta manera un masón, podrá estar equivocado en sus ideas, pero al menos es dueño de sus propios errores y se encuentra despojado de los errores de herencia.
En otro sentido, está establecido que la razón es un fenómeno biológico y como tal es inherentemente material. De esta manera entonces referirse a un ser inmaterial dotado de razón es, por decir lo menos erróneo, por cuanto se atribuye una categoría material a una concepción inmaterial.
De la segunda acepción en cuanto al “Don sobrenatural que Dios otorga a algunas criaturas” prefiero no referirme pues una definición de ese tipo no resiste ni el más mínimo análisis desde la óptica laica.
Bíblicamente se usan por espíritu dos términos. El hebreo ruah y el griego pneuma. El alcance básico de ambos términos es muy similar y se refieren a “viento, fuerza invisible, misteriosa, poderosa, y aliento. De esta última concepción, aliento, deviene la palabra alma.
Y con el alma, el problema se agranda. La definición que se tiene de este otro concepto, es “El principio vital en los seres humanos, acreditado con facultades de pensamiento, acción y emoción y a menudo concebido como una entidad inmaterial”.
Resulta evidente las tremendas similitudes entre ambos conceptos, sin embargo en materia teológica abundan las disquisiciones entre si son o no lo mismo.
Puesto que ni los propios teólogos han logrado ponerse de acuerdo en si estas concepciones son o no son lo mismo es que existen dos escuelas de, entre comillas “pensamiento” respecto de entre comillas de nuevo “la parte invisible del ser humano”. He usado las comillas ya que la discusión que se presenta da por sentada la existencia del espíritu y del alma y como tal se olvida que la referencia es a conceptos que son objeto de la creencia y no producto de la evidencia empírica. Decía entonces que respecto del tema existen dos corrientes, la “Tricotomita” y la “Dicotomita”. La primera de ellas sostiene que el ser humano está formado de tres partes a saber: Espíritu, alma y cuerpo.
A su turno, los dicotomitas, sostienen que el ser humano está compuesto de sólo dos partes: Espíritu y alma que son los mismo y el cuerpo.
Sea como fuere, en lo que ambas corrientes están de acuerdo es en la gracia de lo inmaterial y la vileza de lo material. Claro que sólo en el discurso.
Veamos que decía al respecto Napoleón Bonaparte.
"Estoy rodeado de sacerdotes que repiten incesantemente que su reino no es de este mundo, y sin embargo echan mano de cualquier cosa que puedan obtener."
LA MATERIA Y EL MATERIALISMO
El término materialismo designa a toda aquella doctrina que trata de explicar el mundo y la totalidad de lo real fundamentándose en la idea de materia. El primero que utilizó este concepto por primera vez fue Robert Boyle, en un escrito de 1674 titulado "La superioridad y los fundamentos de la filosofía mecánica" y también fue mencionada por Leibniz, que la opuso al idealismo de Platón, para quien la realidad que fundamenta y es origen causal de todo lo real es la Idea.
El materialismo, sin embargo, no agrupa todas aquellas tesis que, como afirmó Wolff, admiten únicamente la existencia de los entes materiales o de los cuerpos. La insuficiencia de esta definición estriba en que debería llamarse materialistas también a aquellos que admiten la existencia de causas finales (Aristóteles, por ejemplo) o principios racionales de origen divino como los estoicos.
Por lo tanto, para precisar aún más el término materialismo, diremos que materialista es toda aquella doctrina que afirma que toda causalidad ha de ser remitida exclusivamente a un principio o entidad material, es decir, que la única causa de las cosas es la materia.No obstante, pueden diferenciarse distintos tipos de materialismo que se agrupan en las siguientes categorías: materialismo metafísico u atomismo filosófico; materialismo metodológico; materialismo práctico o ético y materialismo psicofísico. Debo decir que además de éstas existen otras categorías de materialismo como es el caso del materialismo dialéctico y el materialismo histórico de Engels y Marx respectivamente.
Por la relación con el tema en estudio, profundizaré sólo en el denominado materialismo metafísico.
Así entonces se entiende por materialismo metafísico a aquella teoría que afirma que no existe más substancia que la materia. Sus primeros defensores fueron Demócrito y Leucipo, para los cuales el universo deriva causalmente y está compuesto de infinitos átomos regidos por leyes necesarias producto de los choques de esos átomos entre sí en el espacio vacío. Todos los seres de la naturaleza se explican por combinación de átomos y vacío y su heterogeneidad depende de la diversidad atómica en cuanto al número, la forma, la magnitud y la posición. Así entonces, Demócrito dotó a los átomos de un principio de auto movilidad que los convertía en el origen de todas las cosas, excluyendo así toda causa que no fuera material (finalismo y teologismo), presupuesto que se ha mantenido en todas las formas posteriores de materialismo. Por ejemplo, el atomismo de Demócrito está presente en la filosofía de Epicuro y Lucrecio, así como en las teorías del sensismo o en las del biólogo alemán Ernst Haeckel, que dotó al átomo de un principio de auto desarrollo, es decir, de vida.
PARA CONCLUIR
Al referirme a la idea de espíritu, quice plantear que se trata de un concepto que sólo es en tanto se crea en él. Vale decir, es intrínsecamente un objeto de la creencia. En mi presentación he desestimado la creencia o la actitud del creyente en cuanto me parece de una pereza intelectual inaceptable.
Por otra parte, se ha presentado que la ciencia produce conclusiones acerca de las manifestaciones de la naturaleza, y no de la naturaleza misma. Desde este punto de vista, me atrevo a decir que la ciencia también genera o puede generar a su vez creyentes, aun cuando los objetos o sujetos de dichas creencias puedan diferir.
El caso es que tanto para creer en una u otra no hace falta trabajo ni preocupación, y en mi opinión es esta actitud frente al conocimiento la que me parece reprochable. La Masonería ensalza el libre examen y promueve la duda filosófica, esto es la no aceptación de tesis alguna sin que antes haya sido contratada de acuerdo a nuestro propio pensamiento, nuestro conocimiento, de acuerdo a nuestros principios y porque no decirlo, también de acuerdo a nuestras propias creencias.